Contrario al Monumento - Confronting the Monument
Confrontación al Monumento - Monument Confrontation
Revisión del Monumento - Monument Revision
contra-monumento
Intervention at the Universidad del Rosario plaza with Misak Avenue
May 13, 2021. Bogotá, Colombia
Contra-monumento was an intervention in public space that emerged in response to the state violence that occurred during the National Strike in Colombia between April and June 2021. These sustained demonstrations took place when Covid was still perceived as an everyday threat, leading many Colombians to protest in the streets despite the fear of contagion. Protesters used arengas and cacerolazos (pot-banging) as a means to demand social justice and state policies focused on reducing inequality and poverty. Citizens exercising their right to protest encountered high levels of state repression during this period. As a result of the protests that occurred between April 28 and May 31, 2021, there were 44 homicides allegedly committed by members of the security forces, 1,617 victims of physical violence, 82 victims of eye injuries, 28 victims of sexual violence, and 9 victims of gender-based violence. These figures are taken from a statement by the Temblores ONG on June 28, 2021.
In this environment of high state violence, I was part of a group of art history students who were working on their undergraduate theses at the time. We came together to discuss our frustrations felt due to Colombia's inequality and state violence. While writing our own theses, we couldn't help but question the role of art history and art in these contexts. How can art history be approached in a way that doesn't turn its back on the country's problems? How can art history be taken to the streets? In what ways can art history ask relevant questions in this context?
Under this questioning, the concept of the contra-monument, explored by various contemporary artists such as Doris Salcedo and Juan Fernando Herrán, became the curatorial thread that defined their intervention. When thinking of a "classic" monument, one often envisions a white conquistador-colonialist man turned into a bronze sculpture placed on a pedestal over two meters high. This setup implies that the viewer's gaze must always be directed upward, elevating the figure and establishing a hierarchical relationship with it. Artists like Salcedo and Herrán have proposed reversing this hierarchy with works that challenge single narratives and official truths. Their intervention involved rethinking the pedestal. Throughout art history, the pedestal has functioned as an object to "elevate" a "presumably notable man" from the ground. We decided to place the pedestal on the ground to create a space for asking horizontal questions that invite diverse versions and answers.
These contra-pedestals served as a platform for citizens to leave their responses to questions related to memory: What do we want to remember? Whom do we want to remember? How do we want to remember? These questions led to a myriad of responses, some clearly influenced by the National Strike, remembering lethal victims of the state. Other responses were more personal, recalling childhood homes or lost loves. In summary, the result was contra-pedestals that opened up the possibility of memory, and by being located in one of the city's protest hubs, their political and intimate messages were imbued with a contestings spirit. In that context, it was provocative to suggest that there are many stories and narratives of memory.
Daniela Cifuentes Acevedo
Objectives
Emphasize this space as a counter-monument, a place where counter-memories and counter-histories can be constructed to question official and hegemonic versions of history.
Create a space for interaction and engagement with the public as agents of memory construction.
Build bridges between virtual expression and physical action to create new means of disseminating the history of art.
Curatorial Text
Until just 7 days ago, the center of this square was occupied by the Monument to Gonzalo Jiménez de Quesada. On May 7th, the sculpture was toppled by the Misak community, leaving the pedestal empty and transforming this place into a counter-monument. The Monument to Jiménez de Quesada commemorated a conquest and the foundation of Bogotá, concealing in its bronze the violence that occurred throughout the Spanish conquest and colonization process, including massacres, rape, slavery, and land appropriation. This Monument forced us to view history from a single and official perspective, and its fall opened the possibility to confront and revise the past through new voices and narratives that were marginalized in the processes of memory and national identity construction.
The Monument established a vertical relationship: the combined height of the sculpture and the pedestal made us look up to observe it. We, down below, gazed up at a man on high, raising his sword. A hero, for us and history, worthy of gaze and admiration.
The counter-monument proposes a horizontal relationship: We no longer look up. We are now confronted with looking down at our symbols, recognizing behind them the other people whom we can regard as equals. The symbol is no longer untouchable and allows for change, intervention, and collective construction.
The counter-monument raises questions such as: What do we want to remember? Whom do we want to remember? And how?
Art History to the Streets Team
May 13, 2021
Versión en español
contra-monumento
Intervención en la plazoleta de la Universidad del Rosario con Avenida Misak
13 de mayo del 2021. Bogotá, Colombia
contra-monumento fue una intervención en el espacio público que nació como respuesta a las violencias estatales ocurridas en medio del Paro nacional vivido en Colombia entre abril y junio del 2021. Estas manifestaciones sostenidas ocurrieron cuando el Covid aún se vivía como una amenaza cotidiana, es así como muchos colombianos salieron con miedo a un contagio a protestar a las calles. Los manisfestantes buscaron en las arengas y los cacerolazos una forma de reclamar justicia social y políticas estatales enfocadas a la reducción de la desigualdad y la pobreza. Los ciudadnos que salieron a ejercer el derecho a la protesta se encontraron con una alta represión estatal, que dejo en el marco de las protestas acontecidas entre el 28 de abril y el 31 de mayo de 2021: 44 homicidios cuyo presunto agresor es un miembro de la Fuerza Pública, 1617 víctimas de violencia física, 28 víctimas de violencia sexual, 9 víctimas de violencia basada en género y 82 víctimas de agresiones oculares. Cifras sacadas de un comunicado de Informe de Temblores ONG del 28 de junio del 2021.
Bajo este ambiente de alta violencia estatal, un grupo de estudiantes de historia del arte que en ese momento estábamos haciendo la tesis de pregrado, nos reunimos a hablar de la frustraciones que sentimos por la desigualdad de Colombia y la violencia estatal. Al estar escribiendo nuestra propias tesis fue inevitable la pregunta sobre el papel de la historia del arte y el arte en estos contextos. ¿Cómo hacer una historia del arte que no le dé la espalda a los problemas del país? ¿cómo llevar la historia del arte a la calle? ¿de qué manera la historia del arte puede hacer preguntas relevantes en este contexto?
Bajo este cuestionamiento el concepto de contra-monumento trabajado por varios artistas contemporáneos, como Doris Salcedo y Juan Fernando Herrán, fue el hilo curatorial que definió nuestra intervención. Pensar en un monumento "clásico" es pensar en un hombre blanco conquistador-colonialista vuelto escultura de bronce que es ubicada sobre un pedestal de más de dos metros de altura que implica que la mirada del espectador siempre deba elevarse, rindiendo con ese gesto un enaltecimiento a la figura prosaica y proponiendo una relación jerárquica con ella. Es así como artistas como Salcedo y Herrán han propuesto revertir esta jerarquía, con obras que desafían las historias únicas con verdades oficiales. Nuestra intervención fue re-pensar el pedestal, si a lo largo de su historia del arte el pedestal ha funcionado como un objeto para "elevar" del piso a un "hombre presuntamente notable", nosotr+s quisimos poner el pedestal sobre el piso, para abrir un espacio para crear preguntas horizontales y abiertas a diversas versiones y respuestas.
Estos contra-pedestales fueron el soporte para que los ciudadanos pudieran dejar sus respuestas a preguntas relacionadas con la memoria: ¿qué queremos recordar? ¿a quienes? y ¿cómo? . Las preguntas llevaron a infinidad de respuestas, unas claramente informadas por el paro nacional recordaban a víctimas letales del estado, otras respuestas, fueron más íntimas, recordado a su casa de la infancia o un amor perdido. En suma, el resultado fueron contra-pedestales que abrieron la posibilidad al recuerdo, y al estar ubicados en uno de los centros de protesta de la ciudad, sus mensajes políticos e íntimos se inundaron de un halo contestatario. Debido a que en ese contexto fue contestatario plantear que existen muchas historias y narrativas de memoria.
Daniela Cifuentes Acevedo
Objetivos
Enfatizar este espacio como un contramonumento que implica un lugar en el que se pueden construir contra-memorias y contra-historias que sirven para cuestionar versiones oficiales y hegemónicas de la historia.
Posibilitar un espacio de interacción e involucramiento del público como agentes de construcción de memoria.
Crear puentes entre la manifestación virtual y la acción en espacio, para crear nuevos medios de divulgación de la Historia del arte.
Texto curatorial
Hasta hace 7 días el centro de esta plazoleta estaba ocupado por el Monumento a Gonzalo Jiménez de Quesada. El pasado 7 de mayo la escultura fue derrumbada por la comunidad Misak, dejando el pedestal vacío y convirtiendo este lugar en un contra-monumento. El Monumento a Jiménez de Quesada era la conmemoración de una conquista y una fundación de Bogotá que ocultaba en su bronce violencias ocurridas a lo largo del proceso de la conquista y colonia española, entre las que se cuentan masacres, violaciones, esclavitud y apropiación de tierras. Este Monumento nos enfrentaba a entender la Historia desde una visión única y oficial, y cuya caída abrió la posibilidad de confrontar y revisar el pasado a través de nuevas voces y relatos invisibilizados en los procesos de construcción de memoria e identidad nacional.
El Monumento plantea una relación vertical: la suma de la altura de la escultura que estuvo aquí con la del pedestal hacía que miráramos hacia arriba para poder observar. Nosotrxs abajo miramos a un hombre en lo alto alzando su espada. Un héroe, para nosotrxs y la Historia, digno de la mirada y admiración.
El contra-monumento plantea una relación horizontal: Ya no miramos hacia arriba. Nos enfrentamos a mirar hacia abajo nuestros símbolos, a reconocer detrás de ellos a las demás personas a las cuales podemos observar como iguales. El símbolo deja de ser intocable y permite el cambio, la intervención y la construcción colectiva.
El contra-monumento nos plantea preguntas como ¿qué queremos recordar? ¿a quienes? y ¿cómo?
Equipo Historia del arte a la calle
13 de mayo del 2021
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